La gestión
organizacional es un proceso complejo, que consiste en la ejecución
secuencial de pasos o fases, que
constituyen el trabajo típico de un administrador o gerente. Esas tareas pueden
expresarse en forma generalizada como funciones directivas, que se ejercen a
diversos niveles:
Planificación:
Consiste en establecer los objetivos de largo, mediano y corto plazo (o metas)
de la organización, y en especificar los cursos de acción que se seguirán para
conseguirlos. Debe haber coherencia entre los diversos niveles temporales de
objetivos, los cuales por otra parte debe ser concretos, claros, y de ser
posible, cuantificables, para poder luego hacer comparaciones con los
resultados. Incluye también el análisis de los recursos necesarios, su
adecuación y disponibilidad; y todo ello se debe concretar finalmente en
planes, programas y presupuestos.
Organización:
Consiste en diseñar y determinar funciones y tareas, establecer unidades
operativas, departamentos, divisiones, etc., y definir los circuitos y
modalidades de la comunicación entre esas unidades. Esa organización debe
responder a dos requerimientos básicos, aparentemente contradictorios pero
complementarios: la necesidad de dividir las tareas y la necesidad de
coordinarlas. La función de organización coordina las tareas estableciendo relaciones
permanentes entre entidades, para configurar una estructura de autoridad
jerarquizada, y establecer el grado de centralización o descentralización en la
toma de decisiones.
Coordinación:
Consiste en orientar (“dirigir”) los esfuerzos de todos los empleados de la
organización, inclusive los directivos, hacia la obtención de las finalidades
organizativas. La función directiva se relaciona con los objetivos permanentes,
de largo plazo, de la organización; y con los cambios constantes del contexto
con el que la organización está vitalmente relacionada. La función de dirección
se ocupa también de la selección del personal que desempeñará los cargos
diseñados, de su integración al conjunto de la empresa, de la orientación de su
trabajo, capacitación y motivación, estableciendo el sistema de liderazgo que
resulte más adecuado, así como el esquema de sus remuneraciones y promociones,
vale decir, de todo lo relacionado con la gestión de los llamados “recursos
humanos”.
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